La madera es un material tradicional, que se emplea desde hace siglos en la arquitectura. En la actualidad es tendencia en un contexto en el que parece que los materiales tecnológicos son protagonistas. Nada más lejos de la realidad: la apuesta por la construcción en madera, sobre todo en el contexto de la arquitectura sostenible, no deja de crecer. ¿La razón? Es un producto natural, fácil de manejar, versátil y respetuoso con la salud de las personas y el medio ambiente.
La madera es un material ecológico que, además, nos nutre de valiosos sumideros de carbono como son los árboles, por eso la arquitectura en madera es una opción inteligente si estás comprometido con el planeta.
Sin embargo, la mayoría de nuestros clientes nos siguen preguntando ¿por qué elegir madera?¿Por qué merece la pena hacer mi proyecto de vivienda en madera o comprarme una en madera?
Actualmente las personas nos preocupamos por el consumo, sabemos cuanto consume nuestro coche, cuanto gastamos en electricidad o gas, pero ¿y las viviendas? ¿Te has planteado cuánto podrías ahorrar energéticamente en tu hogar? Para dar respuesta a estas dudas hemos planteado este artículo, con el que entenderás cuáles son las ventajas de la construcción en madera.
La madera para la arquitectura tiene unas cualidades excepcionales. El resultado final no solo es excelente en términos de resistencia y durabilidad; también se reduce al máximo la huella de carbono de la construcción.
La madera es un material natural, renovable y reciclable. Su proceso de producción tiene un impacto mucho menor que la de otros productos industrializados como el hormigón o el ladrillo, al generar menos residuos y tener un consumo energético más bajo. Además, en su fabricación no requiere apenas tratamientos, por lo que no se emanan vapores tóxicos. Esto facilita su manipulación.
Asimismo, resulta 100% renovable si proviene de una gestión forestal responsable. Para saber si la madera para construcción es controlada, son muy útiles los certificados, como el sello FSC (Forest Stewardship Council). A todo esto hay que sumar que, como comentamos con anterioridad, es un material que sirve para compensar emisiones. Por tanto, la arquitectura en madera tiene una huella de carbono negativa.
La principal ventaja adicional de los paneles y laminados de madera es que ayudan a reducir los tiempos de construcción. De hecho, se reducen en un tercio en comparación con las construcciones de hormigón, ya que no necesitan secarse y endurecerse, y resultan ligeros y fáciles de manejar, por lo que se agilizan al máximo los procesos. La mayoría de los componentes se fabrican en la planta de producción y se llevan a obra para su colocación directa, con lo que se consigue un coste final ajustado con, además, una excelente eficiencia energética.
A priori, las construcciones de hormigón pueden parecer más económicas que las de madera. Sin embargo, cuando comenzamos a añadir los revestimientos, el precio se encarece, mientras que el de las construcciones de madera se mantiene.
Esto se debe a que la madera tiene unas buenas prestaciones a nivel de aislamiento térmico y acústico. Se puede mejorar aún más añadiéndole fibras de otros materiales, como la fibra del vidrio. Es decir, la madera es un excelente aislante térmico natural que mejora la eficiencia energética de las edificaciones, sobre todo cuando se emplea en suelos, ventanas y puertas. Además, también presenta una buena absorción acústica. Con todo ello se logra mayor confort interior y ahorro en la factura energética.
A esto hay que añadir que, cuando se siguen principios bioclimáticos, como es tener en cuenta la orientación de la edificación, las ventajas de la madera para reducir el gasto en climatización mejoran.
La legislación europea cada vez se preocupa más por la calidad del aire interior. No en vano pasamos más del 90% de nuestro día dentro de edificios. En esta tarea de proteger la salud de las personas usuarias, es imprescindible eliminar las fuentes de compuestos orgánicos volátiles (COV), como el benceno, el formaldehído o el naftaleno. Es el caso de algunos revestimientos, productos y materiales empleados en la construcción y en el mobiliario. Esto no sucede con la madera natural o aquella tratada con barnices y tratamientos que no emiten sustancias nocivas.
Como ventaja adicional, la madera absorbe o expulsa la humedad dependiendo de las condiciones y la temperatura interiores, así que actúa como un regulador natural, siempre que exista una adecuada ventilación.
La madera tiene muy buenas propiedades estructurales, que dependerán del tipo de madera y la aplicación. Así, la proveniente de árboles de “crecimiento lento”, como son el castaño, el nogal, el cerezo, el ébano, el roble, la haya, etc. es más dura y también más cara que otra blanda como la del pino.
Pero, en general, tiene una alta resistencia mecánica, así como a la tracción, a la compresión y a la flexión, algo que no sucede con muchos materiales, como el hormigón. Es más, con un adecuado tratamiento, la madera en construcción apenas necesita mantenimiento.
Asimismo, la arquitectura en madera se integra a la perfección en entornos naturales, hasta en aquellos con condiciones climatológicas duras. Todo, sin comprometer su durabilidad, que puede alcanzar el siglo.
La madera estructural ofrece una buena reacción frente al fuego, que se puede mejorar con tratamientos ignifugantes. Esto se debe a que contiene una gran cantidad de agua en su interior, que se evapora antes de que la madera entre en combustión, algo que no sucede hasta que alcanza los 400 ºC.
Además, cuando la madera maciza se expone al fuego, al quemarse la superficie se conforma una capa carbonizada que actúa como aislamiento. De este modo se retrasa el calentamiento del interior de la madera y, por tanto, la aparición de fuego y humo.
Estamos ante un material de calidad, que se adapta a múltiples aplicaciones en un proyecto arquitectónico y que ofrece unas excelentes prestaciones. Elegir madera para construir es una opción sostenible, rentable y que facilita la transición a la circularidad de un sector tan contaminante como es el de la construcción.
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